domingo, 1 de abril de 2007

Bicicletas de Marzo

Creo que lo he dicho antes: yo soy mi mayor fan. Y es que estoy escuchando "Bicicletas de Marzo" y - Dios mío - me encanta!

Muchas veces me pregunto si esto es una forma de narcisismo. Si es así, me declaro culpable, pero presento mi argumento de desagravio: si a mi no me fascina mi música, que esperanza tengo de poder llegar con ella a que a quien me escucha?

Pero en realidad es más que eso. Es más profundo. Es más íntimo, y al mismo tiempo más universal: es el verse reflejado en un espejo, es el sentirse atraído por su sombra el niño, es el mirarse de reojo en el espejo de un restaurante o de un bar, es el ver el nombre de uno escrito en algún lado y sentir cariño; es, en fin, el simplemente verse y - bendito sea Dios - gustarse!

La mayoría de nosotros no nos gustamos mucho. Bueno, no, mejor hablo por mi: yo en realidad no me gusto mucho. Hay tantas cosas de mi que desearía que fueran distintas. Tantas las que puedo cambiar y tantas que las no puedo (y es curioso cómo las que SI puedo cambiar se me hacen más imposibles que las que no puedo!).

Pero mi música es mi "espejito, espejito". Es lo que me gusta de mi. Es lo que me salva, lo que justifica mi existencia, lo que purifica mis impurezas y hace que casi todo valga la pena (y digo "casi" porque ya pasé la etapa en que creía que todo es sacrificable en el altar de "mi llamado" … pero eso es otro largo tema).

Mi música es mi parte divina; es la parte de mi que, siendo lo "más yo" que tengo, es sin embargo la que menos existe gracias a mi; la parte por la que no puedo realmente tomar crédito; la que no tengo manera de producir a mi voluntad, ni controlar, ni tomar por descontado. Y en ese sentido, es lo más lindo, libre y vivo de mi.

Y "Bicicletas de Marzo" es un disco tan lindo, tan lleno de paisajes, de momentos. Fácil de digerir, como la pasta, pero lleno de sutiles sabores y escondidos recovecos, como el vino que acompaña a la pasta. Lo escucho con cariño. Me recuerdo. Me doy ternura en algunos temas. Me emociono en otros. Parto con el alba, quizás para no volver. Vengo por tu bendición, por un poco de tu ayer.

De una manera muy mágica, estas 12 canciones saben más de mi de lo que yo mismo sé; de lo que ni siquiera 12 botellas del mejor vino tinto podrían sacar de mi interior (aunque debo admitir que estoy muy dispuesto a hacer la prueba!).

Si alguien tiene un hijo, sabe de lo que estoy hablando: es "eso" que es de uno, eso de lo que uno puede sentirse orgulloso; lo que habla bien de uno, lo que uno espera que viva para siempre, aun sabiendo que, como uno, morirá también un día; es eso que es uno después de haberle cernido lo feo, porque hasta lo feo está lindamente expresado en "eso".

"Bicicletas de Marzo": te quiero mucho. Te agradezco los momentos. Te agradezco este momento.

Vuela, hijo mío. Llega a donde puedas ir, a donde te toque, a tu lugar en el mundo.


Solo, con tanta gente y tantas Bicicletas de Marzo
Solo, con este amor que llena tanto, tanto,
Voy al sur, velero sobre el mar,
Que avanza por la noche, siguiendo una canción

Quizás, con tanta gente y tantas Bicicletas de Marzo,
Quizás, con ese amor y amar de pies descalzos
Pases tu, velero sobre el mar, cruzando hacia la noche
Por el mismo lugar…

Pero es un frágil e irreal 'quizás'
Para este inmenso mar de a fines de diciembre…

sábado, 3 de marzo de 2007

Escribiendo...

... y claro, lo que debería ser una terapia, algo rico, algo que me relaja y me saca de mi día a día, es a veces exactamente lo contrario.

Y es que esta hoja en blanco, a la que me enfrento ahora, me recuerda demasiado a la hoja en blanco de la canción que estoy queriendo escribir, en la que estoy desde hace ya algunos días y que tengo tan trabada, como la espina de una deliciosa trucha ahumada cruzada en la garganta.

Y es que muchas veces me paro en seco y me doy cuenta de que teniendo tanto, tanto de que hablar, en realidad tengo poco o casi nada que decir...

Tantas cosas urgentes, tanta belleza y tanta agonía. Un mundo que me marea y me aturde por lo hermoso y por lo cruel. Un país que necesita desesperadamente de sus voces. La maravilla de cada segundo que mi hija existe. La bendición de mi esposa y de mi familia y tantas, tantas cosas por las que solamente atino a dar las gracias en silencio.

Y sin embargo, no se por dónde empezar a decir algo al respecto. Me cuestan tanto mis letras porque, entre otras cosas, me conozco tan poquito. No tengo claro qué mismo es lo opino acerca de las cosas. Tengo el sentimiento intensamente impreso en mis entrañas, pero mis opiniones tienen poquísima validez porque ni siquiera estoy seguro de estar de acuerdo conmigo mismo. Cuando me pregunto qué me gusta, no me salta inmediatamente respuesta alguna.

Y lo paradójico es que siento que TENGO que decir cosas. Lo siento como un deber. Lo siento como que me fue dado el don de escribir canciones y que tengo la responsabilidad hacer algo con ello. Y hay más: cuando logro sacarlo y ponerlo en blanco y negro, me alucina tanto! Dejémonos de falsas humildades: YO soy el fan #1 de mis canciones! Me curan, me llevan, me muestran a mi mismo y me hacen volar. Mis canciones, siendo tan públicas como cualquier canción, son tan íntimamente mías. Cuando oigo mis canciones estoy en un lugar donde solo yo puedo ir.

Pero claro, cada comienzo de una nueva canción es un calvario: ¿lograré hacerlo esta vez? ¿no habré compuesto ya mi última buena canción? ¿porqué no me sale nada? ¿será que lo he perdido? (han oído "Losing it" de Rush? wow!)

Y el saber que tantas veces me he preguntado lo mismo y que tantas veces tuve un final feliz no es consuelo alguno: algún día ya no habrán canciones; bien podría ser hoy...

Estoy haciendo un nuevo disco. Estoy en etapa de escribir canciones.

Paciencia.

lunes, 26 de febrero de 2007

Nace

Me decidí por fin.

Escribir fue siempre una terapia para mi.

Mucho antes de empezar a escribir canciones, llené cuadernos y cuadernos de lo que supongo se llamarían 'diarios', solo que no los escribía a diario ni estaban dedicados a describir el día.

Eso sí, fueron mi mayor fuente de autoconocimiento. Y por qué no admitirlo, mi refugio, mi escondite, mi manera de escaparme de un mundo al que siempre le tuve pánico. Una vez que las canciones empezaron a fluir, los diarios fueron quedando atrás, substituidos un poco por las cartas - cuando las escribíamos en papel (qué hermosos tiempos!!) - pero no del todo: hay algo más grande que ocurre con uno cuando está escribiendo lo que le va dictando el corazón (o el cerebro o el estómago, quién sabe!), fluidamente, sin buscar rimas ni cadencias, sin la limitación de una métrica musical. Es la complicidad del silencio nocturno con lo más íntimo de uno ...

"Lo más íntimo de uno" ... wow; no, no creo que llegue a eso en un blog; para eso, solo mis diarios de adolecente ...

Pero he querido iniciar este blog, en todo caso, con la esperanza de que sea una onda rica para mi. Lo considero muy similar a ese feeling que siempre he envidiado a los locutores de radio: el lanzar la voz al espacio, sin saber quién ni cuántos escuchan, sin poder imaginar quién contestará ... una voz que viaja quizás para nunca encontrar un eco, quizás para inspirar el siguiente paso a una persona por siempre desconocida, quizás para enojar a un escucha o, más probablemente, para perderse desapercibida en el infinito ... viajando. Si uno no puede volar (ay! que error de Dios!), llegaré entonces con mi voz hasta donde no hay pájaro que se aventure.

En fin. Ya divagando.

Espero lograr sentarme a escribir con relativa constancia. Mi única expectativa es la misma con la que me siento con un amigo, una chimenea y un vino tinto, a conversar de todo y de nada, sin agenda prevista. A quien quiera compartir conmigo, bienvenido sea, de corazón.


Riccardo