miércoles, 5 de enero de 2011

Aun con la Piratería a cuestas

Mónica Mier de Diario HOY me pregunta “¿cuál fue el desenlace de la carta que envió hace una año al Gobierno?”, refiriéndose a una titulada “Tiro de Gracia al Artista Ecuatoriano - el acuerdo con los ‘informales’.” Tuve que salir a comprar caja de Kleenex y luego me senté a contestarle:

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El propuesto acuerdo entre el IEPI, el Ministerio de Cultura, el SRI y los "vendedores informales" no fue más que una movida del Gobierno frente a las elecciones de Asamblea que se venían (hay más familias de "vendedores informales" que de músicos en el Ecuador). Gracias a que suficientes voces protestaron a tiempo, el acuerdo nunca se llegó a cristalizar, pero sí quedó en dolorosa evidencia lo absurdo de la propuesta.

Para salir del paso, el Ministerio de Cultura propuso la creación de unas Mesas de Diálogo, cuyo único objetivo - a mi manera de ver - fue el de diluir la crisis y tratar de reparar su maltrecha imagen ante artistas, compositores y defensores de derechos intelectuales en general. La finalidad de la maniobra inicial ya estaba lograda: hacer saber a los “vendedores informales” que el Gobierno estaba de su lado y que esperaba reciprocidad en las urnas. El Ministerio de Cultura logró sacarle un beneficio extra al asunto, cuando luego de 3 meses de reuniones de las Mesas de Diálogo, el Ministro acudió a una de las reuniones, se tomó una foto con los miembros de las Mesas y mostró ante la opinión pública la imagen de “el Gobierno trabajando codo a codo con los artistas en busca de una solución a la Piratería”.

¿Qué resultado arrojaron esas Mesas de Diálogo? El que se esperaba desde el principio: absolutamente ninguno. Es el mismo resultado que siempre logran, sobre el tema de la piratería, las campañas de concientización, las marchas de artistas ante el congreso, los video-clips de nosotros cantando, las reuniones interminables, las promesas de los mandos medios, los artículos en la prensa, los reportajes de TV, etc., etc., etc.: absolutamente ninguno. Solamente el desgaste sistemático de nuestras ganas de luchar por nuestros derechos, solamente la ronquera crónica que va callando nuestras voces.

Lamentablemente ellos lo saben. Y nosotros los artistas siempre caemos en la trampa. Una y otra vez. Hice “plop” al leer un twit de Troy Alvarado (a quien respeto mucho!): “El tema de la piratería de nuevo se puso de moda. Propuestas ya!!!”. AU-D (a quien además quiero mucho!) responde de inmediato: “Liberar de impuesto a la renta a la actividad artística o disquera estatal” .... y así nos tienen, casando fantasmas, persiguiendo zanahorias atadas al cuello, peleándonos el hueso, ladrando a la Luna. Y nosotros caemos una y otra vez.

La Piratería puede ser vencida solamente desde el Gobierno, con la participación decidida y comprometida de la Fuerza Pública (como sea que se llama ahora), sin dejarse intimidar por nombres, apellidos y cargos y atacando directamente a la cabeza: son millones (literalmente “millones”) de CDs vírgenes y piratas que entran al país todos los meses (literalmente “todos los meses”) y que van dirigidos a este “negocio”. Si no hay un registro de esta entrada - con nombre, dirección y teléfono de su destino -, entonces ¡ahí está ya nuestro primer cómplice!

El resto es seguir las hormiguitas hasta el hormiguero. ¿Estoy siendo muy simplista? Si y no. “Si” porque es efectivamente así de simple: existen nombres, direcciones y teléfonos de quienes manejan este negocio. “No” porque se trata de una Mafia que tiene tentáculos en muy altas esferas de nuestras instituciones públicas y nuestro sistema jurídico y legislativo. “No” porque habría que tener pantalones para hacerlo y - contrario a lo que yo habría pensado, teniendo tanta popularidad - este Gobierno tampoco los tiene, o simplemente tampoco le importa.

Claro que si: esta acción tendría que estar acompañada de Campañas de Educación: contarle al pueblo ecuatoriano que - contrario a lo que ha visto por tantos años hacerse frente a las narices de la Policía - el comercializar (manufacturar, vender y comprar) propiedad ajena es efectivamente ilegal, que adueñarse de lo que no es tuyo es robar, que vender y comprar artículos robados es penado por la ley, que la cosa simplemente no va más. Los vendedores informales tendrían que vender otros productos. Quienes se supone que protegen nuestro patrimonio y nuestros derechos deberían ser los primeros en deshacerse públicamente de los CDs y DVDs piratas que tienen en sus hogares (ok, es cierto: esto ya sería ciencia ficción!).

El caso es que no hay solución que no implique una acción decisiva y comprometida del Gobierno. Podemos hacer todas las campañas, unir nuestras fuerzas, crear mil canciones, quemar todos los CDs piratas, caminar hasta la Luna ida y vuelta, peregrinar de rodillas sobre espinas hasta Morona Santiago o desviar el Amazonas para que llegue a Guayaquil. Todo es inútil sin la acción comprometida del Gobierno, sin la participación decidida de quien tiene el DEBER de hacerlo, de quien es el único con PODER para hacerlo.

De ahí el sentimiento de frustración que implicaba aquel funesto” Acuerdo con los Informales”: el único que podría protegernos se pone en nuestra contra.

Repito que no estoy echando la culpa a ESTE Gobierno por la existencia de la piratería: este es un cáncer que tenemos desde hace varios gobiernos. Pero si culpo a ESTE Gobierno por la permanencia y crecimiento de la misma. Y lo hago porque es su DEBER y RESPONSABILIDAD tanto el sancionar y castigar toda actividad ilegal, como el proteger la propiedad, el patrimonio y los derechos de todos y cada uno de los ecuatorianos, incluidos los que no votamos por él.

No es una responsabilidad que le quiero adjudicar a última hora: es una responsabilidad que cada Presidente ELIGE al postularse como candidato, que luego promete poder cumplir durante toda su campaña y que es finalmente ratificada por su pueblo en las urnas.

Lo dije hace 18 meses: es SU responsabilidad porque USTED la eligió, Señor Presidente.