Creo que lo he dicho antes: yo soy mi mayor fan. Y es que estoy escuchando "Bicicletas de Marzo" y - Dios mío - me encanta!
Muchas veces me pregunto si esto es una forma de narcisismo. Si es así, me declaro culpable, pero presento mi argumento de desagravio: si a mi no me fascina mi música, que esperanza tengo de poder llegar con ella a que a quien me escucha?
Pero en realidad es más que eso. Es más profundo. Es más íntimo, y al mismo tiempo más universal: es el verse reflejado en un espejo, es el sentirse atraído por su sombra el niño, es el mirarse de reojo en el espejo de un restaurante o de un bar, es el ver el nombre de uno escrito en algún lado y sentir cariño; es, en fin, el simplemente verse y - bendito sea Dios - gustarse!
La mayoría de nosotros no nos gustamos mucho. Bueno, no, mejor hablo por mi: yo en realidad no me gusto mucho. Hay tantas cosas de mi que desearía que fueran distintas. Tantas las que puedo cambiar y tantas que las no puedo (y es curioso cómo las que SI puedo cambiar se me hacen más imposibles que las que no puedo!).
Pero mi música es mi "espejito, espejito". Es lo que me gusta de mi. Es lo que me salva, lo que justifica mi existencia, lo que purifica mis impurezas y hace que casi todo valga la pena (y digo "casi" porque ya pasé la etapa en que creía que todo es sacrificable en el altar de "mi llamado" … pero eso es otro largo tema).
Mi música es mi parte divina; es la parte de mi que, siendo lo "más yo" que tengo, es sin embargo la que menos existe gracias a mi; la parte por la que no puedo realmente tomar crédito; la que no tengo manera de producir a mi voluntad, ni controlar, ni tomar por descontado. Y en ese sentido, es lo más lindo, libre y vivo de mi.
Y "Bicicletas de Marzo" es un disco tan lindo, tan lleno de paisajes, de momentos. Fácil de digerir, como la pasta, pero lleno de sutiles sabores y escondidos recovecos, como el vino que acompaña a la pasta. Lo escucho con cariño. Me recuerdo. Me doy ternura en algunos temas. Me emociono en otros. Parto con el alba, quizás para no volver. Vengo por tu bendición, por un poco de tu ayer.
De una manera muy mágica, estas 12 canciones saben más de mi de lo que yo mismo sé; de lo que ni siquiera 12 botellas del mejor vino tinto podrían sacar de mi interior (aunque debo admitir que estoy muy dispuesto a hacer la prueba!).
Si alguien tiene un hijo, sabe de lo que estoy hablando: es "eso" que es de uno, eso de lo que uno puede sentirse orgulloso; lo que habla bien de uno, lo que uno espera que viva para siempre, aun sabiendo que, como uno, morirá también un día; es eso que es uno después de haberle cernido lo feo, porque hasta lo feo está lindamente expresado en "eso".
"Bicicletas de Marzo": te quiero mucho. Te agradezco los momentos. Te agradezco este momento.
Vuela, hijo mío. Llega a donde puedas ir, a donde te toque, a tu lugar en el mundo.
Solo, con tanta gente y tantas Bicicletas de Marzo
Solo, con este amor que llena tanto, tanto,
Voy al sur, velero sobre el mar,
Que avanza por la noche, siguiendo una canción
Quizás, con tanta gente y tantas Bicicletas de Marzo,
Quizás, con ese amor y amar de pies descalzos
Pases tu, velero sobre el mar, cruzando hacia la noche
Por el mismo lugar…
Pero es un frágil e irreal 'quizás'
Para este inmenso mar de a fines de diciembre…
domingo, 1 de abril de 2007
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